
Autor: Ray Bradbury
Año: 1984
Editorial: Minotauro
País: Argentina
Páginas: 244
Resumen: Los avances científicos y tecnológicos, hacen de la Tierra, un lugar con mayores comodidades; pero esta es una arma de doble filo, los precios que debemos pagar son más altos que los beneficios que nos proporciona; contaminación ambiental y guerras son muestras de cuánto podemos destruirnos entre nosotros y todo lo que nos rodea. Muchas personas reflexionan sobre esto y deciden volver a empezar en otro lado, lejos de los problemas de la Tierra, buscar otro planeta habitable, Marte es el planeta perfecto. El libro en sí, nos muestra una serie de capítulos sobre diferentes personas que buscan una nueva oportunidad de vida, cómo se empieza a poblar un planeta aparentemente extinto, sin vida. La gente que llega a Marte, no quiere lidiar con las leyes o protocolos de la Tierra, porque provocaría el mismo caos del que escaparon.
Fragmento favorito: Todo el capítulo de "Vendrán lluvias suaves".
Comentario: Es mi libro de ciencia ficción favorito; lo podrás notar en la imagen escaneada de la portada que te muestro, está algo blanquizca a los lados y en la parte inferior se doblo un poco, debido a tanto que lo leo. Bueno, hablando del autor; Ray Bradbury nos fascina con sus narraciones fantásticas, casi poéticas, no en balde es uno de los mejores escritores sobre este género literario; mediante este viaje de ensueño, hace una crítica a la sociedad misma en la que vivimos; nos hace pensar que los seres humanos, donde quiera que vayamos, causaremos algún mal, que un planeta entero no nos es suficiente; en cierta manera tiene razón, llevamos un ritmo de vida tan acelerado, que nos es difícil cambiarlo, necesitamos todos los nuevos inventos que se han creado y a veces, queremos más y más; habrá un momento en que nuestro planeta no pueda ya albergarnos, y al igual que nuestro sistema inmunológico, para seguir subsistiendo, buscará la manera de eliminarnos; esto es solo un dicho, porque nosotros mismos hemos causado este catástrofe, más bien, nos dará la estocada final. No estoy exagerando, por desgracia estamos siguiendo este camino.
Lo había dicho en la cena. Y sus padres se habían quedado rígidos en su silla.
— Paciencia—le aconsejaron—. Recuerda que eres extraordinaria. Toda la familia es rara y extraordinaria. No debemos casarnos con la gente común. Si hiciéramos eso, perderíamos nuestra alma oscura. No querrás perder la capacidad de viajar a tu albedrío, ¿verdad? Entonces, ten cuidado. ¡Cuidado!
Pero, en su dormitorio del desván, Cecy se había puesto perfume y se había tendido, temblorosa e inquieta, en su cama con dosel, mientras una luna del color de la rosa blanca se elevaba sobre el campo de Illinois, convirtiendo en crema los ríos y en platino los caminos.
El viento la llevó sobre los campos y los pastizales.
Vio las cálidas luces de las pequeñas casas de campo y las granjas, que brillaban con colores crepusculares.
Si no puedo enamorarme porque soy rara, pensó, ¡entonces me enamoraré a través de otra persona!
En el patio de una granja, en la noche fresca, una chica de pelo oscuro, de no más de diecinueve años, sacaba agua de un profundo pozo de piedra, cantando.
Cecy cayó, hoja muerta, en el pozo. Se quedó tendida en el tierno musgo del fondo, mirando hacia arriba en la fresca oscuridad. Luego se agitó en una ameba invisible. ¡Luego, en una gota de agua! Por fin, sintió que, en un jarro frío, la chica se la llevaba a los labios cálidos. Mientras ella bebía, se oyó un suave sonido nocturno.
Cecy miró afuera desde los ojos de la joven.
Había entrado en la oscura cabeza, y a través de los ojos brillantes veía las manos que tiraban de la tosca soga. A través de los oídos, oía el mundo de la joven. A través de la delicada nariz, olía su universo particular y sentía que este corazón especial latía, latía. Sentía que la lengua extraña se movía cantando.
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