
Si helado cierzo o ráfaga ardorosa
lo sacuden, el pétalo caído se trueca en savia y se convierte en rosa…
Mi tristeza es como un rosal florido.
En mi dulce penumbra sin ruido,
la propia vida con mi llanto riego,
y las horas dolientes que he vivido,
impregnan de perfume mi sosiego…
Mi tristeza es como un rosal florido.
Tú que colgaste en mi dolor tu nido,
sabes que a cada mal brota una yema
y revienta un botón a cada olvido.
¡Perenne floración y eterno emblema!
Mi tristeza es como un rosal florido.
Enrique González Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario